Un cepillo de dientes de bambú requiere algo más de cuidado que uno de plástico pero nos va a ayudar a mantener nuestros dientes sanos y, al mismo tiempo, a reducir el impacto ambiental de nuestro día a día.
¿Por qué un cepillo de dientes de bambú?
Si bien los cepillos de dientes de plástico son un producto que se podría reciclar, sabemos que las tasas de reciclaje no superan el 9% del total del plástico producido. Además, los cepillos están compuestos por diferentes tipos de este material lo que genera mayores dificultades a la hora de reciclar.
Por otro lado, medido en términos de emisión de CO2, un cepillo de plástico genera una importante huella de carbono durante su proceso de producción, distribución y disposición final.
El plástico tarda siglos en degradarse, es difícil de reciclar y los odontólogos recomiendan cambiar de cepillo de dientes cada tres meses. Multiplicado esto por miles de millones de personas que se lavan los dientes a diario… no hace falta ser Einstein para entender que el consumo de cepillos de dientes de plástico no es sostenible.
Hoy en día existen opciones menos contaminantes, biodegradables, y que incluso absorben CO2 durante su proceso de producción.
La decisión es simple: pasemos a cepillos de dientes de bambú.
Clave para el cuidado:
Mientras que el plástico es impenetrable, el bambú es un material orgánico y naturalmente poroso, que absorbe agua y humedad. Es por esto que necesitamos mantener nuestro cepillo de bambú en un recipiente que permanezca seco, no almacene agua, e idealmente en un ambiente con poca humedad.
Consejos para cuidarlo
- Limpialo:
Cepillarte los dientes es un momento íntimo. Tomate tu tiempo y disfrutalo como una meditación. Al terminar enjuagá el cepillo con agua a temperatura ambiente, sacando cualquier resto de pasta de dientes o espuma que tuviera.
- Secalo:
Agita el cepillo en el aire un par de veces, hasta sacarle toda el agua. Así vas a acelerar su secado.
- Guardalo bien:
Lo ideal es mantener tu cepillo de bambú en un soporte para cepillos, o en cualquier otro lugar seco, para evitar los mangos húmedos y oscuros.
Hay varias opciones: tal vez ya tengas un portacepillos adosado a la pared de tu baño para que se seque colgado o también podés usar alternativas caseras como apoyar tu cepillo en una piedra.
Cuando a los 3 meses toque cambiarlo por uno nuevo, te recomendamos que separes las cerdas del mango y deseches las cerdas en tu Botella de Amor, y el mango junto al packaging en tu compost.