En el día mundial para la reducción de las emisiones de carbono, te contamos los puntos más importantes sobre las emisiones sobre el tema y por qué es importante neutralizarlas o compensarlas.
El dióxido de carbono, llamado así por su formulación química Oxígeno+Carbono+Oxígeno (CO2) es el principal contribuyente al cambio climático y uno de los principales gases de efecto invernadero, junto con otros gases como vapor de agua (H2O), óxido nitroso (N2O), metano (CH4) y ozono (O3).
Los resultados del aumento de emisiones de Gases de Efecto Invernadero es el denominado “calentamiento global”, responsable del aumento de la temperatura promedio de la tierra, acidificación de los océanos, aumento del nivel del mar, y otros impactos negativos en el ambiente.
Para evitar que el calentamiento global sobrepase el objetivo climático de 1,5ºC establecido en el Acuerdo de París tenemos que tomar medidas urgentes.
Entendamos el problema
El efecto invernadero es completamente necesario para la vida en el planeta. Si no, la Tierra sería demasiado fría. Lo mismo sucede con el carbono y el dióxido de carbono. Su presencia es indispensable para la vida: los humanos exhalamos CO2, y las plantas lo necesitan para hacer fotosíntesis. Durante miles de años, el ciclo del carbono ha funcionado en un equilibrio natural.
Sin embargo, por la acción del hombre cada vez es mayor la concentración de estos gases en la atmósfera, lo que hace que cada vez se retenga más calor en el planeta. Esto se debe principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, y a la deforestación acelerada. Así, se ha interrumpido el equilibrio natural del ciclo de carbono, generando excesos desmedidos: a la suma de los incendios naturales, las erupciones volcánicas y la respiración de las personas, se le suma la industria automotriz y aeronáutica, la energética, entre otras.
Aproximadamente, desde 1950 (luego de la Segunda Guerra Mundial) la temperatura solo fue en aumento, con pequeñas excepciones relacionadas a las crisis económicas. Entre los principales emisores se encuentran China, Estados Unidos, India y países de Europa.
Como consecuencia, podemos ver distintos efectos como mayor temperatura de los océanos, mayor humedad en algunas regiones, mayor temperatura global promedio, retroceso de los glaciares, aumento del nivel del mar, entre otros, que, a su vez, son indicadores de este calentamiento global. Como individuos, nuestras acciones también tienen impacto y emiten CO2. Desde la luz que usamos en nuestras casas, el internet, los objetos que utilizamos, el alimento que consumimos, etc.
En definitiva, el problema es cuando emitimos más CO2 de lo que la naturaleza puede compensar. Por eso, es importante tener en cuenta de qué manera podemos neutralizar el carbono emitido, y capturarlo.
¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar?
En primer lugar, reducir nuestra huella. La mejor manera de desacelerar el calentamiento global es teniendo control sobre nuestras acciones. Controlando nuestro consumo energético, llevando a cabo una alimentación consciente y disminuyendo la quema de combustibles fósiles en nuestra movilidad, estaremos contribuyendo a la reducción de la huella de carbono y, por lo tanto, a la desaceleración del calentamiento global.
Por otro lado, una de las acciones más conocidas para compensar las emisiones de carbono o huella de carbono, es la plantación y conservación de bosques. ¿Por qué? Porque como mencionamos anteriormente, las plantas hacen fotosíntesis, y transforman el CO2 en oxígeno. De esta manera, estaríamos garantizando la captura de carbono.
En definitiva, nuestra posición frente a la huella de carbono no puede ser neutral. Es necesario que tomemos medidas desde lo individual y lo colectivo para reducirla y cuidar nuestro planeta. Empezando por casa con pequeños hábitos, podemos generar grandes cambios.